El uso de la Hipoxia con el objetivo de la mejora del rendimiento físico está aumentando en los deportistas de competición, no sólo de disciplinas individuales sino también de los deportes colectivos.
Sin embargo, hay que ser conscientes de que la Hipoxia es un importante estrés que añadimos a la carga de entrenamiento físico y que tenemos que procurar objetivar y cuantificar.
En esta imagen se observa la evolución de la Saturación Arterial de Oxígeno en un ejercicio de sólo 3 minutos a un nivel de intensidad media, como puede ser el correr a una velocidad de 15 km/hora para unos futbolistas de nivel olímpico. El pasar de una situación de Normoxia a una situación de Hipoxia (pero sólo a 2.000 metros de altitud simulada), supone una caída de la Saturación Arterial de Oxígeno del 97% al 87%, con lo que supone de estrés añadido.
Por tanto, la inclusión de la Hipoxia en sus diferentes modalidades puede ser positivo cara al rendimiento, pero es imprescindible que sea objetivado y cuantificado y sobre todo, supervisado por un profesional con conocimientos específicos.