Hipoxia Intermitente

De forma literal, se ha de entender como Hipoxia Intermitente cualquier exposición a la hipoxia que no sea  modo continuo durante las 24h del día, por lo que la mayor parte de las modalidades de hipoxia en las que se utiliza hipoxia artificial (uso de generadores de hipoxia, modificación de la concentración de O2 en base a añadir nitrógeno,…) entrarían dentro del apartado de Hipoxia Intermitente. El término Hipoxia Intermitente es por tanto muy genérico y engloba modos de utilización o entrenamiento hipóxico muy diferentes, como puede ser la exposición a la hipoxia nocturna (8 a 10 horas de exposición continua a la hipoxia con una intensidad o concentración de oxígeno fija), la hipoxia intermitente en reposo (con alternancias de periodos de hipoxia y normoxia, habitualmente de 4-5 minutos de duración cada periodo y realizando varios ciclos por sesión) y el ejercicio en hipoxia (donde se realiza una actividad física variable en duración e intensidad, que tiene como denominador común el que se realiza en condiciones de hipoxia).

Si bien es posible exponerse a un estado hipóxico ambiental continuo en un entorno artificial (Hotel/Apartamento hipóxico), no es lo usual por la limitación práctica que supone para un atleta estar recluido en un entorno reducido durante el largo periodo (~12 días-8 semanas) necesario para beneficiarse de las adaptaciones de una estancia en altitud simulada.

Por tanto, en la práctica, los métodos de Entrenamiento en Altitud Simulada han de entenderse como métodos Intermitentes de uno u otro modo.

Dicha intermitencia puede variar en la Duración del ciclo hipóxico (larga, media, corta, muy corta), en el Modo de aplicación (monociclo, multiciclo), en la Actividad que se realice durante el ciclo (reposo, dormir, ejercicio), en la Intensidad de la hipoxia aplicada (media altitud a extrema altitud) y en el Tipo y Tiempo de Recuperación entre ciclos (recuperación en normoxia o hiperoxia) que marcarán la pauta del ciclo de Hipoxia Intermitente.

El porcentaje de saturación arterial de oxígeno en sangre, será el indicador más preciso e inmediato del efecto de la aplicación del método de hipoxia sistémica empleado, ya que al respirar aire hipóxico la primera consecuencia es la disminución del transporte de Oxígeno a través de la sangre que tiene un reflejo directo en la Saturación Arterial de O2, que disminuye y además lo hace en una forma proporcional al grado de hipoxia (cuanto menor sea la concentración de O2 del aire inspirado, más disminuye la Saturación Arterial de O2).

En el caso de que se realice actividad física durante el ciclo hipóxico, la hipoxemia generada tendrá un doble origen; por un lado la originada por el grado de hipoxia ambiental o aire inspirado y por otro la producida por el consumo de oxígeno propio del organismo, fruto de dicha actividad.

Estos factores pueden modularse individualmente dentro de una estrategia conjunta, en pos de unos objetivos específicos individuales. La ciencia aún no lo ha dicho todo en este campo y actualmente se sigue investigando y hallando resultados novedosos que puedan ser de ayuda al atleta en su preparación.

Un factor clave a vigilar en todo el proceso, es la respuesta individual del sujeto expuesto a la hipoxia, que puede ser muy variable, razón por la cual la observancia individualizada es recomendable. No hay que olvidar que cuando incluimos la hipoxia en la preparación de un atleta, estamos incluyendo una nueva fuente de stress que debemos integrar en el conjunto del entrenamiento. Por eso cuando se incluye la hipoxia debemos extremar el uso de controles objetivos y subjetivos tendentes a monitorizar la fatiga y el estado de recuperación, con el fin de evitar un estado de sobreentrenamiento.

Dentro de los modelos o tipos de técnicas de aplicación de Hipoxia Intermitente, podemos citar los siguientes:

De éstas, las 2 últimas presentan diversas modalidades.